Calor y aves 27/06/2017

En estas fechas y en concreto este año, con una ola de calor que ha llevado los termómetros varios grados por encima de lo que correspondería en un mes de junio, muchas aves han visto alterado su ciclo biológico. A falta de estudios concretos que demuestren cual ha sido el nivel de afectación, las aves de alta montaña y ambientes fríos habrán visto afectados sus ciclos biológicos negativamente.

Durante la primavera, los pájaros dependen principalmente de los insectos y otros invertebrados para la alimentación de los polluelos, y el calor extremo y avanzado a su época, ha provocado también cambios en los ciclos biológicos de los insectos que se desincronizan respecto a los de las aves que se alimentan de ellos. En alta montaña este efecto puede ser devastador.

Sin embargo, las aves más termófilas, es decir, aquellas a las que les gusta el calor, como la abubilla, el abejaruco, la carraca o el vencejo real pueden haberse visto favorecidas, aunque inicialmente también puedan sufrir alteraciones de desincronización con su alimento. Con el aumento de temperatura de forma sostenida en las últimas décadas, las poblaciones de estas aves a las que les gusta la calor, la aridez y la sequedad ha aumentado.

Por ejemplo, según datos del ICO, la población de carraca, un ave esteparia de zonas muy secas, ha aumentado en un 7% en la última década, el vencejo real también un 7% y la abubilla es un ave que año tras año permanece más tiempo en invierno entre nosotros, cuando hace décadas era más frecuente verla únicamente en primavera-verano.


La abubilla es un migrador parcial y mientras algunos individuos recorren miles de kilómetros para invernar en el Àfrica subsahariana, otros apenas se mueven del lugar donde han nacido.

Desde luego, intervienen muchas más factores que la temperatura. El abejaruco se alimenta en un 80% de abejas y avispas, de forma que su suerte está ligada a la abundancia de estos insectos, cuyas poblaciones, a su vez, están teniendo problemas por otros factores.

Habréis observado que con el calor los pájaros son mucho menos activos. En esta época, y especialmente durante la ola de calor de este año, es mucho más rentable observar aves tan pronto como salga el sol, así que se imponen madrugones importantes para los aficionados a la ornitología. Muchas veces, tan pronto como a las 10h la actividad de las pequeñas aves ha caído a niveles casi nulos, mientras que a las 6h o 7h estaban en plena actividad.


Así que ya lo sabéis: ¡hay que madrugar!